Reseña ‘Mort Cinder’ reencuentro obligado

H.G. Oesterheld i Alberto Breccia

Mort Cinder

Astiberri 2017, Bilbo


Clásico contemporáneo
Mort Cinder  nació hace cincuenta y cinco años, en la revista argentina Misterix dentro de la serie de misterio del mismo nombre, fruto de la confluencia creativa de dos autores de carácter excepcional: el guionista Hector Oesterheld (1919-1977 desaparecido por la dictadura militar argentina ver http://www.zonanegativa.com/semana-hgo-hector-g-oesterheld-con-el-viento-de-cara-pepe-galvez/) y el dibujante Alberto Breccia (1919-1993).  El primero aportó una sólida y sugerente combinación de imaginación, humanismo y saber narrativo, mientras que el segundo desarrolló su estilo expresionista hasta marcar un punto de inflexión en su evolución artística, que desarrollaría posteriormente en historietas cortas y en su versión de El Eternauta. Así, aunque nació dentro de los parámetros de un género destinado al público juvenil pronto los superaría y convertiría en realidad la ambición de seducir a lectoras/es de todas las edades. En este sentido Mort Cinder se alinearía junto a la revista Pilote en Francia, al movimiento Gekiga en Japón o a La balada del mar salado de Hugo Pratt como obras que hicieron evolucionar el medio con su ambición narrativa que rompió los límites establecidos en la industria.
Viñetas oníricas
La primera parte de la serie se mueve dentro del ámbito del género de misterio gótico con grandes momentos gráficos en inolvidables viñetas de atmósfera. El primer capítulo es como una introducción que se centra en la presentación de Ezra Winston, el personaje  que acompañará posteriormente a Mort en sus aventuras y viajes por el tiempo. Cargado con muchos años y de profesión y aficiones sedentarias, Ezra no cumple para nada las características “standards” del héroe de aventuras, ni siquiera del acompañante. Su personalidad ya anuncia la voluntad de vulnerar códigos. La narración se inicia con el largo relato titulado Ojos de Plomo, en el que se da una estimulante evolución tanto en el tratamiento narrativo, muy próximo a la dinámica onírica de pesadilla reiterativa, como en el innovador grafismo que plasma ese universo. La recreación de fondos dominados por la bruma, ciénagas, bosques laberínticos… genera viñetas en las que la vista se sorprende primero y se recrea después al sumergirse en las texturas, en el juego con los grises y con los contrastes entre blanco y negro, con los define esos paisajes,.

Humanismo solidario
En la segunda parte la narración cambia de rumbo y sigue el camino iniciado por Jack London, en El vagabundo de las estrellas, con historias cortas que suceden en diferentes momentos históricos y espacios geográficos. En algunos de estas pequeños relatos Oesterheld desborda los marcos de la recreación histórica o referencial para conseguir, con la complicidad del trazo de Breccia, la plasmación de momentos, intimistas, épicos, fantásticos o aventureros, de fuerte intensidad emotiva, al mismo tiempo que plantea con  profundidad temas complejos. La combinación de realidad y fantasía, de imaginación y crítica social define el tono de buena parte de los relatos en los que Mort y los diferentes coprotagonistas se enfrentan a la ambición, la codicia y la explotación del hombre por el hombre
En todas estas historias diversas hay un elemento común, es el de la empatía hacia lo humano, que se manifiesta en el enaltecimiento del valor pero sobre todo en la identificación con las víctimas. Así se nos canta la gesta suicida de Leonidas y sus espartanos en las Termópilas unas páginas después de mostrar comprensión y aceptación de la figura de un desertor. Valoración esta última que surge de anteponer a  su cobardía el cariño cotidiano que el personaje muestra por su madre. Todo ello, eso si en un mundo muy masculino en el que la mujer sólo aparece como madre o como objeto de amor.  
Pepe Gálvez