Reseña: ‘El solar’

El humor en tiempos de dictadura

Alfonso López
Ediciones La Cúpula

Barcelona 2016


   

  Eran tebeos, algo tan modesto, tan poco valorado en la jerarquía cultural, que pasaba desapercibido incluso para la feroz e inquisitorial censura de la dictadura franquista. Así, en ¡Oh, los embalses!, historieta de Escobar protagonizada por Carpanta, aparecida en el nº89 de Pulgarcito en 1948, aparece uno de los gags más duros de nuestro humor gráfico: se consigue llenar un pantano vacío al pasar delante de las narices de una larguísima fila de hombres hambrientos un suculento pollo asado que provoca que se les haga la boca agua. Y precisamente es Gazuza, una sinónimo de hambre muy popular entonces, el nombre que Alfonso López ha escogido para bautizar la recreación del personaje de Carpanta que protagoniza El solar. Esta obra, así como la anteriorEstraperlo y tranvías del mismo autor, se inscribe en una línea creativa, infrecuente en nuestro mercado pero muy activa en el franco-belga. Se trata de la recuperación de personajes clásicos del mundo de las viñetas, pero desde una perspectiva actual. No estamos hablando de meras recreaciones nostálgicas, de antiguos lectores ahora convertidos en autores, sino de un ejercicio de memoria histórica en el que tiene una importancia clave la relación del personaje y su ficción con el entorno histórico real en el que apareció y se desarrolló. Así, las situaciones que viven Gazuza y los personajes con los que se relaciona, son probablemente las que hubieran descrito los dibujantes de El Pulgarcito de aquellos tiempos, si hubieran tenido libertad para hacerlo. 

  En las páginas de El Solar se desarrolla un relato que recupera múltiples personajes y situaciones de nuestra historieta de los años cuarenta del siglo pasado. Junto a Gazuza aparecen Petro trasunto de Petra criada para todo, los niños que juega en el solar y que nos remiten a la pandilla de Jaimito, así como una amplia y significativa representación del paisanaje de los tebeos de entonces que realizan sus cameos ficticios. Ahora bien, en la narración su papel viene definido por su función en la sociedad de entonces: la criada emigrada del mundo rural, el expreso perdedor de la guerra, la portera controladora, la dueña de la pensión, el viajante, los entornos familiares… Contextualización que se completa con la incorporación de personajes reales como el propio dictador o el cantante Antonio Machín. De esta forma las aventuras y desventuras de Pepe Gazuza, no son sólo un homenaje a aquel universo de viñetas, sino que se convierten en una crónica eficaz de aquellos años. Un retrato social en el que el humor verbal y la caricatura gráfica actúan como ecos actuales de las historietas de entonces. El grafismo de López sintoniza con la deformación humorística dominante en aquellos tebeos, pero incorporando tanto el color, potente elemento narrativo, como significativos matices realistas. Esta síntesis alcanza su máxima fuerza narrativa en las viñetas de una página, que consiguen sumergirnos momentáneamente en la atmosfera de ese pasado. En ellas el tiempo parece condensarse y con él vivencias, expectativas, recuerdos y silencios.
   Los diálogos son ricos en replicas y contrarréplicas cargadas de ironía y surrealismo celtibérico y, además de impulsar con fluidez el relato, nos remiten a un humor de supervivencia que se usaba como defensa ante una realidad tremendamente devastada, devastadora y agresiva. Esas frases suenan como el eco de las construcciones verbales que llenaban los bocadillos de las historietas de los tebeos de Bruguera de entonces de barroquismos y disparates, que en el fondo reflejaban en su exageración el dominio del absurdo que comportaba la dictadura franquista. El absurdo en el que caía inevitablemente un pensamiento oscuro y oscurantista, reaccionario, y anticientífico, que no podía mantenerse sino era por la imposición.
Finalmente cabe señalar otra característica de El solary es su desafío, seguramente involuntario, al empeño en constreñir la historieta en diferentes apartados clasificatorios: tebeos, cómic o, novela gráfica. Y es que esta obra tiene la estructura y la ambición de una novela y sin embargo está construida con materiales gráficos y narrativos propios de los tebeos. Con ello López tiende también un puente sobre esos cortes generacionales que ha ocasionado la evolución disruptiva del medio entre nosotros.
  Pepe Gálvez
Artículo publicado originariamente en Anuario de cómics esenciales 2016 de Jot Down