La verdadera cara del distrito único
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Font: EL PAÍS http://ccaa.elpais.com/ccaa/2013/01/13/valencia/1358105577_617446.html
El autor rechaza una medida que da más margen a los centros para seleccionar a su alumnado
Una de las medidas que se está anunciando últimamente, por parte de
diferentes administraciones educativas, es el llamado distrito único en
el proceso de escolarización. Las administraciones que están impulsando
esta medida, como la Comunidad de Madrid o la Comunidad Valenciana, dicen que la adoptan para incrementar la libertad de elección de las familias del centro educativo que quieren para sus hijos.
Esta medida, por otra parte, coincide “casualmente” con una
reivindicación histórica de la patronal de la enseñanza concertada. Nos
podríamos preguntar cuál es el motivo profundo por el que determinada
patronal de centros concertados están tan interesada en fomentar la
libertad de elección de las familias del centro educativo que quieren
para sus hijos. ¿No tienen hoy libertad las familias para presentar la
instancia en el centro que desean? ¿No pueden solicitar varios centros
priorizando los que consideran más adecuados?
La normativa vigente, en las diferentes Comunidades Autónomas, lo que
establece es un baremo que debe respetar los principios generales
establecidos en la LOE. Entre estos principios generales la proximidad
del domicilio del alumno al centro que solicita es uno de los criterios
preferentes. Este baremo sólo tiene efectos cuando en un centro hay más
demanda que oferta, hay más alumnos que solicitan plaza que plazas
disponibles. Entonces, ¿dónde está el problema? ¿no es lógico que tengan
prioridad, si no hay plazas para todos los que solicitan un determinado
centro, los alumnos que vivan en el barrio correspondiente? ¿no es
adecuado fomentar que los alumnos que viven en un mismo barrio vayan
también al mismo centro en la educación obligatoria?.
Para poder entender los motivos que de verdad llevan a tomar la
iniciativa del distrito único, más allá de la excusa de favorecer la
libertad de elección de centro por parte de las familias, hay que
analizar lo que está ocurriendo en la actualidad en los procesos de
escolarización en algunos núcleos de población, fundamentalmente núcleos
urbanos en los que hay una oferta importante de enseñanza concertada.
Lo que está ocurriendo es que hay un número significativo de centros
concertados, entre los que tienen más demanda de plazas, que están
seleccionando al alumnado por diferentes vías. Las cuotas “voluntarias” a
las AMPAs, el ideario del centro, el uniforme, el no disponer de
personal especializado para atender al alumnado con especiales
dificultades, etc. Es decir, de una forma u otra, se invita a
determinadas familias a que se dirijan a otro centro. Pero lo que
ocurre, en algunos casos, es que hay familias que viven cerca del centro
y no aceptan esa invitación, hay familias que a pesar de todos los
inconvenientes presentan su solicitud en ese centro y gracias a que la
proximidad al centro es uno de los puntos más relevantes en el baremo
consiguen entrar.
Pues bien, establecer el distrito único en un gran núcleo urbano
supone, en la práctica, suprimir esa puntuación del baremo, supone que
todos los alumnos tengan los mismos puntos independientemente de su
proximidad al centro. Es decir, supone que pasen a primar más otras
cosas como ser familiares de antiguos alumnos del centro u otros
aspectos que lo único que pretenden es incrementar la capacidad de los
centros de seleccionar a su alumnado.
Estos cambios en el proceso de admisión del alumnado van ligados a otros previstos en el anteproyecto de la LOMCE,
como son la publicación de los resultados obtenidos por los centros en
las reválidas y evaluaciones externas previstas en las diferentes etapas
educativas y la creación de centros de especialización curricular.
La publicación de un ranking de centros, en función de los resultados
obtenidos en las diferentes evaluaciones externas, va a provocar una
petición masiva a los centros que tengan mejores resultados en dichas
pruebas. Cuando todas las evaluaciones nacionales e internacionales nos
indican que el nivel sociocultural y económico de las familias es un
factor determinante en los resultados académicos de los alumnos, no hace
falta señalar que aquellos centros que tengan más demanda que oferta y
que, por tanto, a través de diferentes mecanismos, puedan seleccionar a
su alumnado van a terminar concentrando a los sectores de la población
con mayores medios. Y los centros que, por la población que escolarizan,
obtengan peores resultados van a quedar como centros gueto dirigidos a
los sectores más desfavorecidos de la población.
Por otra parte, todo parece indicar que la creación de centros con
alguna especialización curricular, que trataremos en otro artículo, va
encaminada a reforzar más si cabe un proceso de segregación del alumnado
que se va haciendo cada día más patente en el conjunto de las medidas
educativas que está adoptando tanto el Ministerio de Educación como
algunas Comunidades Autónomas.
En lugar de establecer las medidas oportunas para que todos los
centros puedan atender al alumnado en condiciones de igualdad, en lugar
de favorecer una escolarización equilibrada del alumnado con especiales
dificultades de aprendizaje entre todos los centros, las políticas que
están adoptando van justo en la dirección contraria a lo que necesitamos
para ofrecer una educación de calidad en todos los centros que pagamos
entre todos, los públicos y los concertados.