ARTÍCULO DEL PAÍS

La Unesco alerta de la condena al paro de los españoles sin formación

España es el tercer país de la UE en abandono escolar tras Malta y Portugal. Un 26,3% dejó de estudiar en 2011 sin lograr el título de bachillerato o FP 

Consulta el resumen del informe (en español, pdf) 
 
Alejandro agudo

España está reduciendo el abandono escolar pero continúa en los peores puestos de Europa por el número de jóvenes que deja los estudios sin lograr el título de Bachillerato o Formación Profesional. El fenómeno alarma a las instituciones internacionales porque arroja a los chicos a un panorama de falta de cualificación para aspirar a un empleo. España es uno de los países desarrollados más afectados por el aumento del paro entre los menos formados, según alerta el estudio anual Educación Para Todos (EPT), publicado ayer por la Unesco, organismo para la educación de las Naciones Unidas.
El año pasado, un 26,3% de españoles entre 18 y 24 años dejó tempranamente sus estudios sin conseguir el título de bachillerato o FP. En 2010 fueron un 28,3%, dato que, según el informe EPT, sitúa a España a la cabeza de los países con mayor tasa de abandono escolar de Europa, solo por detrás de Malta y Portugal. Pero desde 2009 la tendencia ha sido decreciente y el del año pasado es el porcentaje más bajo que ha conocido esta estadística. Los expertos coinciden en señalar la crisis como causa de la vuelta a las aulas de aquellos que se han quedado sin empleo. Pauline Rose, directora del estudio de la Unesco, señala sin embargo que la elevada tasa de paro juvenil en el país (más del 50%) “reduce la confianza en el valor de la educación y puede traducirse en más abandonos”.

 

Una de las razones que explicarían por qué los adolescentes españoles dejan los estudios en mayor medida que los vecinos europeos es, según José Saturnino Martínez, profesor de Sociología de la Universidad de La Laguna, el propio tejido empresarial del país. “Tienen mucho peso los trabajos que no requieren cualificación”. Esto se ha evidenciado sobre todo, dice el experto, en los años de bonanza. “Los jóvenes sabían que si no acababan tenían trabajo de camarero o en la construcción”, apunta. Lucía Álvarez, profesora de Ciencias de la Educación de la Universidad de Oviedo, coincide. “La formación, entendida como una inversión de futuro no llegó a calar”, dice. “A un alumnado desmotivado le resultaba muy atractivo poder obtener una remuneración rápida por un trabajo poco cualificado”, añade.
Así, insisten los expertos, la burbuja inmobiliaria motivó la subida del abandono escolar y la crisis sobrevenida de su estallido ha devuelto a muchos jóvenes, ahora en paro, al sistema educativo. La falta de perspectiva de encontrar un empleo también hace que los adolescentes decidan continuar sus estudios. Así lo afirmaba un informe del Instituto de Estudios Económicos el pasado junio. Esta conclusión está sustentada en el descenso de la tasa de abandono escolar que se ha producido desde 2009, cuando fue del 29,7%, tres puntos inferior a la del año anterior. En 2010 y 2011 continuó la tendencia a la baja.

Con el desempleo, apunta la autora del estudio, cae la confianza en el valor de formarse

La Unesco alerta sin embargo de los riesgos de una tasa de desempleo juvenil tan elevada como la española. “La gente joven piensa que la educación no es relevante para trabajar”, asegura Rose. Esto puede traducirse en una pérdida de valor del sistema educativo como trampolín a un trabajo digno y, por tanto, a un mayor abandono. “Paradójicamente un sector de adolescentes puede desmotivarse ante las escasas expectativas de conseguir un empleo cualificado y bien remunerado en un futuro más o menos inmediato”, explica Álvarez. Pero la Encuesta de Población Activa refuta esa creencia que puede cuajar entre los jóvenes: cuanto mayor nivel de estudios, menos paro. Así, en 2011, un 51,4% de personas entre 20 y 24 años que solo acabaron la primaria no tenía trabajo. Ese porcentaje se reducía a un 34% entre los que habían cursado estudios superiores.
La crisis, por tanto, se ceba con los que menor nivel de estudios tienen. Por eso la educación es fundamental para dar competencias a los jóvenes para encontrar un trabajo digno y poder contribuir a su comunidad. En este sentido, el Ministerio de Educación asegura que la reforma que plantea se centra en establecer unas “materias clave”, las que mide el informe PISA (lectura, matemáticas y ciencias), más ligadas, afirman, al mercado laboral. José Saturnino Martínez, opina, sin embargo, que el problema no se resuelve mejorando por esa vía las competencias de los alumnos. “El problema no es que tengan un nivel educativo bajo. En España, la exigencia es alta”, asegura.

La crisis ha devuelto a muchos jóvenes a las aulas, afirman los expertos

El experto en Sociología de la Educación cree que la dificultad es el propio sistema, rígido y que no permite a los chavales cursar estudios de FP si no han logrado el título de la ESO. “Se les prohíbe continuar con los estudios”, denuncia. “Me asombra que el PP vaya a reproducir el mismo error que cometió el PSOE”, añade en alusión a la reforma planteada por el ministro José Ignacio Wert. La experta de la Unesco, también aconseja a España abrir el abanico de posibilidades para acceder a una formación profesional más vinculada al mundo laboral.
Álvarez llama la atención sobre otra causa de un abandono elevado: la falta de recursos de muchas familias para hacer frente a los gastos de matriculación y material educativo. “Las dificultades económicas pueden encontrarse en la base explicativa de una menor escolarización, especialmente en los niveles de educación no obligatoria”, detalla. Argumento que puede aplicarse, además de a España, a la mayoría países pobres y en vías de desarrollo, donde además acusan la bajada de ayudas a la cooperación.
A escala mundial, 71 millones de adolescentes en edad escolar no asistían al instituto en 2010. La mayoría, tres de cada cuatro, son de países asiáticos y de África subsahariana. Unos 200 millones de jóvenes entre 15 y 24 años “ni siquiera” acaban la primaria, denuncia la Unesco. Esto desemboca en la imposibilidad de acceder a un trabajo digno y acaban aceptando puestos con salarios que les condenan a vivir en el umbral de la pobreza (1,25 dólares al día). Aunque el número de niños sin matricular en primaria ha pasado de 108 millones en 1991 a 61 en 2010, la reducción se consiguió hasta el estallido de la crisis. Desde 2008 no ha habido ningún progreso, alerta el estudio EPT.
El panorama en América Latina no es mucho mejor. Frente al avance en escolarización universal que se experimentó hasta hace cuatro años, desde 2008 muchos países de la zona se encuentran “muy rezagados”. Pocos están “en el buen camino”, lamenta la Unesco. Este frenazo en los progresos de los países más pobres se debe en gran medida a la relajación de los esfuerzos, sobre todo económicos, de los ahogados países desarrollados.

 
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